Lograr la sonrisa en los robots, no es nada sencillo. De acuerdo con la entrevista de Sarah Crespi al profesor Hod Lipson, de la Universidad de Columbia, el avance en el desarrollo de expresiones humanas en robots, es todo un reto en el diseño de algoritmos para crear movimientos faciales simulados.
En una entrevista vía podcast, se abordó el análisis del investigador Hod Lipson, en relación al avance tecnológico en el desarrollo de expresiones faciales de los robots, para lograr mejorar la comunicación no verbal entre humano-robot.
Dato: De acuerdo al Robin Murphy y David D. Woods en su artículo Beyond Asimov: The Three Laws of Responsible Robotics: “Un robot debe responder ante los humanos, en una manera adecuada al rol del humano”.
El profesor Lipson indicó que las máquinas pueden comunicarse de forma efectiva, a través de video y texto, pero son muy limitadas en términos de expresiones faciales y comunicación no verbal, ya que “están muy por detrás de un niño de un año, en este aspecto y no pueden sonreír”. Esto es algo en lo que se necesita avanzar, ya que la comunicación no verbal es muy importante y suele ser más utilizada entre humanos, a diferencia de la comunicación verbal.
La mejor sonrisa en los robots
El científico consideró que los robots cuentan con una programación o una capacidad mucho menor, ya que, mientras los humanos se comunican en varios niveles, los robots solo captan y expresan en un nivel específico.
En el entendimiento y proceso cognitivo, el robot no está captando toda la información adicional, lo cual es esencial. Es decir, el robot es como un bebé que acaba de aprender a sonreír, ya que no comprende el contexto y sonríe siempre que ve a sus padres, incluso en momentos inapropiados.
Con lo anterior, el investigador insistió en que queda mucho por avanzar para lograr implementar la sonrisa en los robots, pero es importante entender las señales y no exagerar en la programación saturada de risas sin sentido o, como cuando se trata de fruncir el ceño. Esto quiere decir que, si alguien frunce el ceño, lo último que buscarás será fruncir el ceño en respuesta, indicó.
Lipson destacó el gran reto de lograr hacer sonreír a un robot y detectar sonrisas incorrectas o sonrisas que son incómodas. Se trata de un camino arduo en lograr integrarlos movimientos en la parte mecánica, ya que es más difícil lograr simular expresiones faciales, que implementar una mano robótica, por ejemplo.
Con dicho avance, queda mucho por lograr, en el camino de integrar algoritmo y materiales para que el robot pueda comunicar expresiones, bajo el entendimiento de un contexto en la conversación con los humanos.
Fuente: Science.
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