La historia sobre las ciencias naturales se encuentra resguardada en cápsulas de ámbar gracias a los naturalistas del siglo XIX y principios de XX, los cuales estudiaron y experimentaron con la resina fosilizada que nos brinda la naturaleza, y con las cuales se puede recopilar parte de la historia natural mexicana.
Los estudios y disciplinas realizados hace más de cien años de la joya que encapsuló el tiempo, se unieron nuevamente en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, antigua sede del Museo Nacional, con la exhibición 150 años de historia natural en México.
150 años de historia natural en México
La exposición alberga los estudios realizados por naturalistas que lograron experimentar con la fauna y flora mexicana. El objetivo de la muestra, es lograr acercar al público a los antecedentes de la historia natural de nuestro país, así mismo contará con un ciclo de conferencias que abrió el día de hoy 18 de enero, con el tema del ámbar de Chiapas.
Para el estudio de la paleontología, la resina es de gran importancia ya que logra una perfecta calidad de conservación de los organismos preservados en ella, es decir momificados ya que todos los procesos de descomposición se detuvieron.
Por otro lado, la trasparencia del ámbar permite apreciar los detalles en tercera dimensión, es por ello que tiene gran potencial para el estudio de plantas insectos e incluso microorganismos.
De acuerdo con el Maestro Gerardo Carbot Chanona, investigador-curador de la Colección Paleontológica del Museo de Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera”, las posibilidades de investigación han llegado aún más lejos, es decir, se han realizado estudios en ámbar del Báltico para extraer el aire de una burbuja encapsulada, de esta manera estudiar el contenido de la atmósfera en la que se formó.
De acuerdo con el INAH, una simple gota de esta resina puede ayudar a estudiar distintas partes del mundo y las fuentes paleobotánicas de las que emanó, es decir desde 200 millones de años hasta 40 o 20 millones.
El ámbar de Chiapas se formó durante el Mioceno Temprano, tiene 23 millones de años. Su edad ha sido estimada a través de análisis de isótopos de estroncio extraído del caracol Melongena y del cangrejoCalappa zurqueri, encontrado en los mismos sedimentos, explica el paleontólogo.
A pesar que el ámbar de Chiapas no es tan viejo, como los de otros países, lo hace ideal para trabajar en joyería por lo que la composición química es bastante estable y no se fragmenta fácilmente.
Fuente: INAH.