El estrés hídrico es una de las consecuencias más graves del impacto del cambio climático. En la infancia representa una amenaza en la calidad de vida, por su vulnerabilidad y más, a quienes viven en comunidades de bajos ingresos y carecen de servicios de agua potable.
De acuerdo al informe de la infancia y el cambio climático de la UNICEF, en el 2022, casi mil millones de niños (953 millones) sufrieron el denominado “estrés hídrico” elevado o extremadamente elevado.
Uno de los principales problemas para la infancia en el mundo es debido a las sequías y las consecuencias que conlleva la falta de agua. El mismo informe confirmó que 470 millones de niños se encontraron en una situación extrema de sequía.
El impacto del estrés hídrico
La crisis climática afecta a la infancia cada año provocando millones de desplazados de hogares debido a las olas de calor, sequías e inundaciones, que afectan en el seguimiento de la educación y se enfrentan a enfermedades endémicas.
Ante la situación de crisis, en el 2023, la UNICEF hizo un llamamiento en la COP28, a los dirigentes mundiales y a la comunidad internacional, para que tomen medidas cruciales en apoyo de los niños y las niñas del mundo.
La UNICEF proyecta que la crisis climática con olas de calor aumentará hasta los 2.020 millones de niños y niñas en todo el mundo en 2050.
Algunas de las acciones que se solicitaron fue la de considerar incorporar a la infancia y la equidad intergeneracional en el Balance Mundial, la adaptación de los servicios sociales esenciales y la capaciten a la infancia para que sean defensores del medio ambiente.
Fuente: UNICEF.
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