Hoy, el mundo está impactado por lo ocurrido en la Vegas Nevada el pasado domingo. Una masacre terrible, un nuevo Mass Shooting, que se suma a cientos de casos ocurridos en un país donde sociedad y gobierno, son responsables de utilizar y dar libertad al uso de armas y, que como un cáncer, ataca y mata al permitir la acción de producir, distribuir, adquirir y utilizar con cobarde orgullo el producto de identidad nacional.
De acuerdo a Gun violence archive, al mes de octubre de 2017, se han registrado un total de 46,611 casos de incidentes (58,780 en el 2016), 11,656 muertes (15,079 en el 2016), 23,529 heridos por arma de fuego y un total, hasta ahora, de 271 casos de disparos masivos o mass shooting (Fuente: Gun Violence Archive).
La segunda enmienda de la constitución de Estados Unidos de América, aprobada en 1791, permite la tenencia y la portación de armas para la seguridad, como un derecho fundamental individual.
Violencia y arraigo por las armas
El estadounidense vive y se es armado, ante las cifras, bendita segunda enmienda que lo permite. En su absurdo afán por portar un objeto (arma), que lo define y lo auxilia, al portar el símbolo nacional y cultural de protección por excelencia; desde la figura emblemática del cowboy, porque el vaquero y la ley del oeste, no son nada sin el revolver y así, hasta su amado ejército, el aparato que orquesta, forma y justifica el uso de las armas al defender con amor y con la vida, a su patria.
La Asociación Nacional del Rifle NRA (National Rifle Association) de Estados Unidos, es una organización que defiende el derecho a poseer armas, tanto para la defensa personal, como para actividades recreativas.
De acuerdo a un reporte reciente de NPD Group, dentro de los 10 videojuegos más vendidos del 2017 en Estados Unidos, 4 se basan en el uso de armas de fuego, y en el que ostenta el primer lugar de ventas, “Tom Clancy’s Ghost Recon: Wildlands”, los jugadores realizan operaciones militares con las denominadas “real-world military weapons”.
El arma como identidad nacional
En Estados Unidos de América (no America, como erróneamente se definen como nación), se vive eternamente en un ambiente de paranoia; en una sociedad cegada de un sentido de poder, que sueña y goza coleccionando, empuñando, apuntando y contagiando a un mundo que, desgraciadamente, voltea y se pelea en la fila para comprar en la tienda de armas que los gringos, mantienen surtida y abarrotan de clientes ávidos de adquirir seguridad y defensa, muchas veces, justificada en un miedo sembrado por el odio y ofertado con una absurda cultura bélica.
Estados Unidos y Rusia, son los mayores exportadores de armas en el mundo, con el 56 por ciento del mercado mundial. Estados Unidos, es el principal proveedor de armas para Colombia con el 39 % y con el 78 % para México (Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo).
Identidad cultural: NO a la armas
El llamado es urgente, y se simplifica en una frase “No a las armas”. Ese será el reto de la sociedad estadounidense, porque no todos son así (pero sí una gran mayoría, casi la mitad), pero quienes portan la pistolita (o pistolota porque se venden arsenales), tendrán que resolver el cómo desprenderse de su amada acompañante y símbolo de libertad y justicia, el arma que todo lo resuelve, que da fe, certeza y justifica su uso.
El arraigo por las armas
Dentro de la Línea narrativa del pilar de su referente histórico, el cine bélico, las series de TV repletas de casos del FBI, CIA y demás, se diseñan y crean a sus héroes nacionales.
Desde su amado John Wayne, Rambo, Terminator, el re inventado Iron Man, y así, otros cientos de próceres del gatillo, el rifle, la granada y demás artilugios destinados a matar y dar el tiro de gracia, por el sólo hecho de que en esa tierra, hay total libertad de comprar armas, y dadas las cifras, es evidente que se están matando unos a otros.
Desde que en el 2014, la policía asesinó a Michael Brown en Ferguson, Missouri, la policía de EE.UU., ha asesinado con arma de fuego, hasta el mes de mayo del 2017, al menos a 2,902 personas.
Ayer, Donald Trump hizo lo propio al rendir homenaje a las vicitmas de la masacre en la Vegas Nevada, condenando la tragedia como, “Un acto de maldad pura y realizado de forma individual por un demente”. Sin duda, un caso y consecuencia más, de la irresponsable insistencia del gobierno y diversas organizaciones, que continúan permitiendo la producción y venta de armas.
En un país aparentemente libre, en el que su gobierno busca a como de lugar conflictos armados escudados en defender al mundo, se enfrentan a una de la armas más peligrosas, más atroces, la boca de su propio presidente, que se empeña en amenazar al mundo y motivar junto con su enemigo Corea del Norte, la producción y uso de armas, ahora, de tipo nucleares.
De verdad, qué Dios salve y ayude mucho a Estados Unidos de América.